Hace unos días el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció un proyecto de investigación de 100 millones de dólares para crear un programa de mapeo cerebral que ayude a descubrir los secretos que esconden las enfermedades degenerativas del cerebro como Alzheimer, Parkinson y Epilepsia, entre otras, así como para curar traumatismos craneoencefálicos y patologías psiquiátricas.
"El proyecto sobre el cerebro dará a los
científicos las herramientas necesarias para obtener una imagen del
cerebro en acción y permitir al menos comprender cómo pensamos,
aprendemos o memorizamos", declaró Obama en la Casa Blanca, señalando
que el cerebro "es aún un enorme misterio que nos queda por dilucidar".
El nuevo proyecto, bautizado como BRAIN, deberá acelerar el desarrollo y la aplicación de tecnologías que permitan producir las imágenes de cómo interactúan las células cerebrales y la forma en que trabajan los circuitos neuronales a la velocidad del pensamiento.
Estas nuevas tecnologías abrirían nuevas vías para explorar el modo en que el cerebro memoriza, procesa, almacena y recupera enormes cantidades de información, ofreciendo un nuevo panorama sobre los vínculos entre las funciones cerebrales y el comportamiento humano.
Varios institutos privados de
investigación están involucrados en el proyecto dirigido por los
Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y la Agencia de Proyectos de
Investigación Avanzada para la Defensa (DARPA), dependiente del
Pentágono.
Entre ellos el Allen Institute, creado
por el millonario cofundador de Microsoft Paul Allen, quien destinará 60
millones de dólares anuales; el Howard Hughes Medical Institute, la
mayor institución privada de investigación médica que dará otro aporte
de 60 millones; el Salk Institute, 28 millones y la fundación Kavli 4
millones.
Según dijeron al diario The New York
Times científicos involucrados en el proyecto, la investigación
requerirá de fondos federales de 300 millones de dólares anuales, es
decir, 3.000 millones de dólares en una década.
El Congreso deberá aprobar aún el
desembolso de los 100 millones anunciados por Obama, quien insistió en
la importancia de invertir en investigación para aumentar el crecimiento
económico. "Por cada dólar gastado en el proyecto de secuenciación del
genoma humano hemos obtenido un rendimiento de 140 dólares", señaló el
presidente en referencia al exitoso esfuerzo lanzado en 1990 que costó
3.800 millones de dólares.
Obama indicó que la iniciativa BRAIN
podría además crear empleos, y les dijo a los científicos reunidos en la
Sala Este de la Casa Blanca que la investigación tiene el potencial de
mejorar la vida de miles de millones de personas en todo el mundo.
Obama espera que compañías privadas,
universidades y filántropos se asocien con las agencias federales en
respaldo de la investigación y pidió un estudio de las implicaciones
éticas, legales y sociales de los avances.
El proyecto es interesante porque a
pesar del desarrollo científico y de la nanotecnología para entender el
funcionamiento del cerebro, aún se ignoran muchas cosas sobre este
órgano de 1,3 kilos en promedio dotado con cerca de 100.000 millones de
neuronas que producen miles de millones de conexiones en forma de
señales eléctricas o químicas.
Expertos en nanotecnología y neurólogos
piensan que las tecnologías están ahora en capacidad de suministrar una
visión más completa del cerebro.
En teoría, la iniciativa BRAIN (Brain
Research Through Advancing Innovative Neurotechnologies) que en español
podría traducirse como -Investigación del Cerebro a través del Avance de
Neurotecnologías Innovadoras-, es el proyecto más importante después
del desarrollo, investigación y conformación del genoma humano.
Pero el proyecto ya recibió algunas
críticas. The New American afirma que cada vez que se involucra la
Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de EU,
(DARPA), lo hace con el fin de crear aplicaciones militares relacionadas
con la manipulación mental.
La diversidad de neuro disciplinas se
presta para desarrollar aplicaciones en diversas áreas de la política
pública como salud, educación, ley y seguridad. De un modo más amplio,
el progreso de la neurociencia provocaría tendencias sobre personalidad,
identidad, responsabilidad y libertad, así como en temas sociales y
éticos asociados.
La creciente comprensión del cerebro
aumentaría también nuestra visión de la conducta humana normal y del
bienestar mental y posibilitaría más realce, manipulación e incluso la
degradación de la función cerebral y el proceso de conocimiento, dicen
los especialistas.
Neurocientíficos, psicólogos cognitivos y
especialistas de la educación, están de acuerdo en que si se aplican
correctamente los avances científicos y sus aplicaciones, los impactos
de la neurociencia podrían ser altamente benéficos para la sociedad.
Sin embargo se han formulado muchas
preguntas sobre lo que la neurociencia puede ofrecer a la ley. Por
ejemplo, ¿podría cambiar fundamentalmente la neurociencia conceptos de
responsabilidad legal? ¿O podrían aspectos de una persona inculpada
ayudar a determinar si corre un riesgo creciente de volver a cometer
delitos? ¿Será posible que algún día se utilicen escaneos del cerebro
para ?leer mentes?, por ejemplo con el objetivo de determinar si las
personas están diciendo la verdad o si sus recuerdos son falsos?
Tecnologías como FAST (Future Attribute
Screening Technology) traducido como -Tecnología de reconocimiento de
atributos futuros- se están convirtiendo en detectores de mentiras
móviles que pueden escanear a todas las personas en busca de "malas
intenciones" sin que importe alguna presunción de inocencia. Los
científicos decidirán los marcadores, las computadoras proveerán las
lecturas y un buró de agentes del Estado realizará el último análisis de
la amenaza. La única función que la "ley" tendría en este tipo de
escenarios es enviar a prisión o a un centro de rehabilitación a quienes
sean problemáticos para una dictadura científica, opinan críticos y
expertos. Una especie de Sentencia Previa o Minority Report.
Por Eduardo López Segura
Tomado de http://noticierostelevisa.esmas.com
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