sábado, 13 de abril de 2013

DAS pagaba 8 millones a espías que servían tinto en la Corte

Todas las operaciones de seguimiento fueron coordinadas por la detective Alba Luz Flórez Gelwez, mejor conocida con el alias de la Mata Hari del DAS. Foto: Archivo / Terra Colombia
Todas las operaciones de seguimiento fueron coordinadas por la detective Alba Luz Flórez Gelwez, mejor conocida con el alias de la Mata Hari del DAS. Foto: Archivo / Terra Colombia
 El ex subdirector de Fuentes Humanas del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad  (DAS) William Romero, reconoció haber recibido la orden de adelantar una serie de seguimientos contra magistrados de la Corte Suprema de Justicia que serían entregadas al entonces presidente Álvaro Uribe, con el fin de establecer los posibles vínculos entre el magistrado Yesid Ramírez y el narcotraficante Giorgio Sale.

''El objeto de la misión era la recolección de información en el flanco político Corte Suprema de Justicia con el fin de que la subdirección de fuentes humanas obtuviera las facturas de compra del reloj Rolex que le había regalado el señor Giorgio Sale, sindicado de narcotráfico, al magistrado Yesid Ramírez'', aseguró  Romero.

Puesto que el resultado fue imposible de obtener debido a la dificultad en hallar el documento, se determinó dar inicio a una operación que permitiera establecer los nexos del narcotráfico para con el magistrado Yesid Ramírez a partir de operaciones de inteligencia que comenzaron a derivar en todas y cada una de los documentos que iban encontrando, las cuales incluían grabaciones y la copia digitalizada de un sin número de procesos.

De acuerdo con el testimonio del testigo dos de las empleadas que entre otras funciones se dedicaban a servir tintos en el alto tribunal recibieron sumas de dinero que oscilaban entre los 200.000 y  hasta 8 millones de pesos con el fin de obtener la mayor cantidad de información posible respecto a la actividad adelantada por los magistrados.

En tal sentido, al funcionario llamó particularmente la atención el hecho de que se le solicitara a las denominadas fuentes humanas empleados por la desaparecida agencia estatal, el que obtuvieran acceso a los expedientes que  se adelantaban en contra de personalidades como Piedad Córdoba, Wilson Borja, Dilian Francisca Toro y José Fernando Vives Lacouture, Gloria Inés Ramírez y Rafael García, haciendo particular énfasis en lo que respecta al correspondiente al senador Mario Uribe.

Estas personas también recibieron adiestramiento especial para grabar conversaciones en la oficina del magistrado auxiliar Iván Velázquez, así como en la sala donde la sala plena del alto tribunal se reunía, previa inspección de dichos lugares con el fin de determinar si se habían instalado algunos elementos capaces de detectar los instrumentos empleados para adelantar las interceptaciones.

EL PLAN ESCALERA

Conocido como lo que más tarde se conocería con el nombre clave de Plan Escalera, los múltiples seguimientos recibieron la aprobación y el beneplácito de las diferentes directivas del DAS, además de impartirse nuevas instrucciones por parte del subdirector de Fuentes Humanas, William Sánchez, y el visto bueno del director de inteligencia, capitán Fernando Tabares.

De acuerdo con el testimonio de Romero toda las labores de seguimiento fueron coordinadas por la agente de control Alba Luz Flórez Gelwez, más conocida como la Mata Hari del DAS e identificada bajo clave 1066, y quien tenía la misión de ejecutar la totalidad del plan de acción gracias a unos recursos provenientes del fondo de gastos reservados con los que se financió la fachada del agente, pagos de arriendo, así como comunicaciones y papelería.

''Ella era una detective que trabajaba a cubierta, no podía entrar en el Palacio de Justicia y aparte de  hacer los informes debía tener una nueva casa en medio de una actividad que demandaba unos gastos de funcionamiento que incluía el pago e incentivación de las fuentes humanas, contemplado dentro de plan de recursos que debía ser aprobado por un comité de gastos reservados'', explicó el exfuncionario.

De acuerdo con la versión de Romero, la agente debía rendir un informe mensual y entregar un plan de trabajo que establecía la entrega de información útil y el reclutamiento de dos fuentes humanas cada seis meses, entre quienes se encontraba el escolta de Iván Velázquez, su conductor y las dos empleadas de servicios generales.

Así mismo se resolvió la compra de sofisticados equipos de grabación entre los que el exfuncionario destacó la compra de micrófonos camuflados en esferos que debieron ser substituidos por grabadoras convencionales debido a su limitado alcance y la deficiente calidad de en la reproducción del sonido.

''En un tercer intento se compró una grabadora sencilla a un valor comercial de 350.000 pesos que podía ser remplazada de manera rápida a la fuente en caso de que se perdiera'', acotó el exfuncionario destacando que gracias a los éxitos alcanzados la agente especial de la agencia estatal fue premiada con un vehículo a su entera disposición, además de un computador personal, una videograbadora y otra grabadora para que pudiera adelantar su trabajo con mayor facilidad, hacia mediados de 2008.

El plan continuó su marcha y la detective conformó una fachada que consistía en hacerse pasar como distribuidora de productos Omnilife, con el fin de justificar su aparente retiro del DAS y poder justificar ante sus antiguos compañeros de la unidad de protección especial su discontinuidad como agente especial y la imagen que reflejaba al interior de la institución, de acuerdo con el argot que se emplea en este tipo de organismos.


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Tomado de  http://noticias.terra.com.co

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